21 dic 2010

FINAL INESPERADO

VOLANDO BAJITO

Me equivoqué.
No tenías ni siquiera vocación de Ícaro.
Sin embargo, lo intentaste y eso me confundió. Estabas tan feliz en ese estadio complaciente de la medianía y apareció lo distinto: una atracción peligrosa, riesgosa, voluptuosa y te lanzaste a la conquista de esas sensaciones. Sin embargo tuviste miedo, porque esas palabras no estaban en tu diccionario.
Decidiste que era mejor seguir feliz, volando bajito.

BREVE HISTORIA DEL EROTISMO

EN EL COMIENZO: ¿CÓMO SE LLAMA?


Te pregunto: ¿cómo se llama lo que me produce tu cercanía?¿Cómo nombrar esta revolución que me sacude cuando me hablas de cierta manera, cuando me observas y me mirasa? Algo se siente en el aire casi inmaterial, algo confuso y agradable que está pasando, tácito, oculto.
Paremos, te ruego. Los dos sabemos que hay que parar con estas no ocurrencias, de cierta manera. Paremos. Ese algo que es una presencia que no queremos ver, pero que ninguno de los dos ignoramos, terminará por imponerse y nada podrá detenernos. Nada. No pensemos.
No escuchemos lo que nos seduce del otro. No miremos aquello que está tan prohibido como pisar el césped de las plazas públicas, porque si lo pisamos nos convertiremos en infractores y estaremos presos de la culpa. Por favor, no respondas a mi pregunta.
Ambos sabemos cómo se llama.

DEL ENIGMÁTICO MUNDO DEL DESEO


Si yo supiera... acaso si supiera,¿ será tan bueno sentir estas cosas? Éstas de las que no se sabe si es angustia, pero en todo caso es una angustia no angustiosa sino cosquillante, anhelante, mientras te pienso. Y cuando te pienso te imagino y no me importa nada, ni nadie. Te siento, te siento en mi piel y sé que me pensás a pesar tuyo, sé que no podés sacarme de tu mente. Sé que a cada rato estoy volviendo a tu piel que me desea, que voy entrando en vos muy lentamente, entro en los capilares de toda tu piel y de allí a todos los resquicios de tu sangre.
Acaso imagines que se trata de un juego peligroso, sin embargo no creo saludable pensarlo: vivir, vivir es en sí muy peligroso. Juguemos más a que no nos conocemos a que no sabemos nada el uno del otro, a que no sabemos ni quiénes somos y verás que a pesar de ello, del juego, de ese engaño, nada podrá impedir que volvamos a atraernos, a sentir que nos necesitamos, que lenta pero inexorablemente nuestros cuerpos serán uno y ese momento será tan feliz y tan supremo, que sabremos que lo estuvimos esperando desde siempre, que lo repetiremos tantas veces deseemos internarnos en el enigmático mundo del deseo sublime y brutal de poseer al otro incontenibles y sin tiempo. Y sé que me imaginas y sólo eso te hace sentir pleno y desesperado porque nunca pensaste en sentir tanto y tan a destiempo.
Pero qué hermoso es sentirlo, ¿no es cierto? En este tiempo único y nuestro no hay competencia, no hay compromisos, sólo hay placer, placer amoroso apasionado.

EL MISTERIO Y EL EROTISMO

Ahora aún queda el misterio, aunque no podamos ocultar más esa carga de erotismo que nos acerca, que apenas pueden disimular nuestras cultas miradas. ¿A quién engañamos? Si los dos sabemos que morimos por sentir la piel del otro, por tocarnos, por entregarnos sin frenos a besarnos íntegros y sin fin. En última instancia a ninguno de los dos nos importa lo atractivo que puede ser la vida del otro, todo el bagaje de información y conocimientos que tenga . No, no intentemos engañarnos más, ambos sabemos que en cuanto estemos solos y en intimidad, omitiremos las palabras y trataremos de saciar tantos días, horas y minutos de ansiedad compartida y disimulada, de saciar ese hambre del otro.
Ya, ¡ hagámoslo de una vez ! No pensemos. Mañana podríamos estar muertos. No nos detengamos en prejuicios. Nadie va a sufrir porque nosotros nos amemos sin fin, es nuestro secreto. Y como es secreto es aún más apetecible. Empecemos de una vez a develar el misterio de la plenitud del erotismo. Es tan intenso nuestro deseo que casi nos quedamos sin palabras cuando intentamos adornar la mentira de que sólo nos interesa lo valioso que es el otro. No, lo que queremos es poseernos, poseernos sin fin hasta que nos abandonen las fuerzas, hasta desfallecer escondidos en esos brazos , con nuestra pasión a flor de piel para comprender, al fin, que, como dicen los creyentes, existe el paraíso y nosotros estamos gozando de él, cuando gozamos de ese cuerpo, cuando besamos todos los resquicios del cuerpo que nos desespera, nos hace sentir plenos, nos enloquece.

DEL EROTISMO Y LA LLUVIA


Llueve. Llueve y atardece. Llueve y te pienso. Llueve y me acurruco pegada a tu cuerpo, pegada a tu piel. Y te siento y me acaricia tu calor y tu deseo. Y tus manos grandes, dulces, no agresivas se regodean en las formas de mi cuerpo porque llueve y es muy bello estar juntos, deseándonos, jugando a hacer el amor, besándonos levemente pero deseando lamernos. Y siento que mientras escuchamos la lluvia y la tarde deviene gris nos mordemos suavemente, nos acariciamos y nuestros cuerpos se tensan ávidos de orgasmos y de caricias, en desesperados esfuerzos por prolongar los momentos previos a la entrega total, al placer total, a nuestro desenfreno ya inevitable, con el sonido de la lluvia sonando como una melodía hasta que ya no hay más contención posible y nos retorcemos y gritamos, y aullamos de deseos y de placer entregados a la maravillosa locura de poseernos sin límites y sin tiempo.