Algo hay en el aire cuando estamos cerca, que se palpa, es algo que ninguno de los dos quisiera, algo tan mágico y pasional que su misma fuerza nos impide ignorarlo. Es imposible parar lo inevitable, esa especie de sino que transita nuestra piel, esos silencios que quieren ahogar las palabras que callamos, ese temblor que nos recorre y desespera, ese deseo compartido de poseernos de todas las maneras. Y martirizamos nuestros cuerpos que se atraen, sin brindarles la felicidad del jadeo de placer compartido, sin límites. No debe, no debió pasar esto que sentimos, ninguno de los dos lo sospechaba. Pero pasa, acaso sí debió pasar, está pasando. Afrontémoslo de una vez. Sigamos lo que nos dice nuestro instinto: entreguémosnos a un amor desenfrenado que el martirio del cuerpo es para los santos, en los que ni siquiera creemos.
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1 comentario:
Carmen: mi nombre es Patricio Torres Díaz, soy periodista egresado de la escuela TEAy estoy llevando a cabo una investigación sobre el pasado de las Galerías Pacífico (El ángel de la cúpula). Como no tengo otra forma de contactarte lo hago por esta vía. En caso de que puedas ayudarme, quisiera hacerte algunas preguntas. Si no es molestia, te pido me respondas a patricioreyy@hotmail.com. Muchas gracias
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