26 may 2010

Mi biografía



Amnesty. Madres de Plaza de Mayo. Congreso. Es un día gris. Un día para amar pero sin amor. Un día Amsterdam, un día Berlín, un día Brujas o Viena. Un día de un país europeo. Esos días inhóspitos de los países europeos centrales. No un día Madrid, un día Sevilla, un día Buenos Aires. Y yo pienso. Tampoco un día París que siempre es, aunque gris, romántica. Aunque niebla y llovizna, romántica, casi como Venecia pero más ciudad, más capaz de llenarme la piel y los sentidos. Más cubriéndome de arte y de belleza y de los ojos de los hombres que me miran no precisamente con una mirada fraterna. Y yo pienso. Ocurre en los días grises, como éste, en que pienso en mi biografía. Y mi biografía se une a París. París insólita, bella, romántica, enigmática. Se parece en algo a Buenos Aires: es imposible de conocer totalmente. Impenetrable. Es tan impenetrable como aquello que está detrás de mi mirada, de mis deseos ocultos, ésos que ni siquiera yo quiero conocer. He descubierto la manera de hacerlos accesibles, en parte, aunque siempre habrá algo que no querré saber, escribirlos en mi literatura. Y cuando escribo estoy transcribiendo mi biografía, tan alucinante como la de los poetas “malditos” ingleses o quizá más. Mi biografía está diseminada en mínimos detalles de mis personajes, en alguna de sus palabras pero fundamentalmente en sus pensamientos privados, ésos que no conocerán ni sus parejas, ni sus familias, ni aún sus amigos más íntimos. Ésos que tendrá que desentrañarse lentamente, con paciencia, entrando y saliendo de cada libro, de cada página, de cada palabra. Nunca conoceremos la totalidad, porque entonces seríamos Dios, sea éste real o una entelequia. Nunca sabremos la verdad, porque, en definitiva, la verdad es el enigma, el misterio, eso que nos hace bellos y fascinantes, eso que puede escaparse en un gesto, en un gesto casi inadvertido. Será por eso que amo la noche: porque el día es la luz que todo lo ilumina y la noche es la oscuridad que todo lo oculta, la noche es, como algunos cuentos de Borges, hermética. Todo está dicho, sin embargo no podemos descifrarlos con facilidad.Así es mi biografía escondida que habrá que buscar detenidamente en cada gesto, en cada palabra de mis personajes, aún en los gestos y las palabras “aparentemente” más intrascendentes.Sé que todo lo pudo ocultar La Maga en el misterio del Sena pero yo la hice vivir porque quería contar su historia que tiene mucho en común con mi historia, pero veladamente. Así nadie sabría cuando aúlla de placer o de rabia porque nadie sabe cuánto tenemos en común, por eso nos deleita su romanticismo o nos hace sufrir su dolor por el hijo muerto o por la pena causada por Horacio, cobarde, que la abandona en el momento que más lo necesita. La dulce Maga, con su carga de violaciones y de humillaciones y también con su alegría, con sus deseos de vivir a pesar de todo, tiene tantos rasgos de su autora. Por eso mi Maga no muere, es eterna porque ya era personaje pero también porque es persona, una persona entrañable que, a diferencia de la autora que la rescata, tiene algunos límites. Por eso La Maga, como otro de mis personajes es sólo, y también, fundamentalmente, parte de mi biografía.

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